La observación de obras de artistas contemporáneos como por ejemplo Chillida, Palazuelo, Tapies y Saura nos ha servido como invitación para explorar nuevos lenguajes artísticos.
La propuesta cuenta con los condicionantes de trabajar en murales colectivos donde lo plasmado es el punto de arranque para cada nueva intervención, el uso de la línea como elemento estructural y compositivo y limitar el uso de los colores al blanco y negro. Estos condicionantes o limitaciones no tienen que ser entendidos como coartadores de libertad en la hora de crear sino como una provocación para indagar nuevas maneras de hacer al encontrarse ante situaciones y materiales que se salen del habitual. Estos actúan como elementos impulsores que activan su imaginación y creatividad al generar una nueva motivación en el niño. Los niños buscan soluciones e indagan sobre el que estos materiales pueden sugerir y provocar, así como los ayuda a valorar la capacidad expresiva que los pueden aportar.
Los resultados son un claro ejemplo de la inabarcable expresividad que los niños poseen y las capacidades que tienen para reinventarse ante nuevas situaciones. Un trazo despreocupado, un esbozo decidido, la ingenuidad y frescura del garabato, y un equilibrio innato en la hora de componer son algunos de los rasgos más destacables.
Se considera importante no encasillar la visión del niño sobre el concepto de Arte, no caer en el error de los clichés del “bonito”, en la necesidad de los colorines y en los prototipos de representaciones estandares. Se pretende invitar al niño a explorar todas aquellas posibilidades que los lenguajes artísticos ofrecen e iniciarlos en la valoración y entendimiento del amplio concepto de Arte Contemporáneo.