El aprendizaje no se reduce al espacio aula. Cada rincón o espacio de la escuela puede ser un facilitador de aprendizaje y muy especialmente lo son los espacios exteriores. El jardín de la escuela ha sido el lugar elegido para trabajar al aire libre tomando la naturaleza que nos rodea como referente. La observación del natural, de sus formas, colores y de los pequeños detalles que aparecen, como un pájaro que se posa en una rama, el cielo que se nubla, genera unas sesiones de trabajo de una grandísima riqueza.  El dibujo y la pintura del natural fomenta no solo la observación y la concentración, sino también la curiosidad por descubrir, por indagar y tratar de representar sobre un papel aquello que está frente a nosotros.