La observación sobre nosotros mismos nos permite conocernos mejor físicamente pero también saber cómo nos sentimos, cómo nos vemos por dentro. A esta idea le envuelve otra de gran importancia, latente en nuestra sociedad, la de la sobreprotección que se ejerce sobre los niños por parte de los adultos.

Esta propuesta se ha materializado plásticamente en una instalación, donde al trabajo creado por los niños, sus autorretratos, se le ha sumado una intervención por parte de los adultos, los artistas-educadores, quienes han envuelto los retratos con un material protector, aislante.