Una rodaja de tronco de árbol; círculos de vida, años de experiencias, emociones acumuladas.

La rodaja tiene una corteza, lo que vemos del árbol por fuera, y un interior de círculos concéntricos que podemos leer y así entender algunas de las cosas que le ha sucedido a lo largo de su vida. La rodaja de árbol como metáfora de nuestras vidas.

Para su comprensión y su posterior trabajo práctico, se ha utilizado el recurso de narrarles una breve historia inventada de cosas que le sucedió a ese árbol.

La propuesta de actividad pretende crear un estado en que los niños hagan una introspección sobre su propia vida, que traten de recordar esos momentos que de alguna manera han dejado huella en ellos, momentos en los que les han pasado cosas buenas y malas, tristes y alegres, experiencias de emociones de cariño, de amor, de sorpresa, o de celos, rabia, miedo, envidia, enfado, soledad, etc.

La vida en emociones, capas de experiencias que dejan huella. Si juntamos los fragmentos de experiencias vividas, llenas de emociones y sentimientos, podemos acercarnos a un retrato de cómo somos y cómo nos sentimos, nuestra identidad.

Para la parte práctica se ha ha utilizado la técnica de decollage y se han seguido una serie de pasos:

1. El grupo decide asignar a cada tipo de papel una emoción (clasificación de las emociones en botellas)

2. Individualmente hacen una superposición encolada de papeles, cada recuerdo de experiencias propias que van explicando, y escogen el papel correspondiente en función de la clasificación anterior.

3. Rasgado y arranque de fragmentos de los papeles, dejando huellas, restos de esas experiencias.

4. Autorretrato dibujado sobre la base de papeles anteriormente creada.

Entendemos como nos vemos por dentro y nos dibujamos como nos vemos por fuera.